Comentario a Antígona de todos los muertos
Arduo trabajo enfrenta quien se propone reescribir, representar, recrear la Antígona de Sófocles.
Ambicioso objetivo el de lograr comprometer al espectador trágico del año 2006 llevándolo a lograr su Katharsis, como al del año 400 a. C.
La Antígona de todos los muertos basada en Antígona de Sófocles se compromete con espíritu trágico, envolviendo al espectador desde el inicio hasta el fin?. Es que encontramos ciertamente el comienzo y no podemos aseverar cuando termina si es que lo hace. Una obra así nos acompaña, es una presencia que nos tranquiliza o atormenta por el resto de los días. Lo destacable es que nos invita a la reflexión ¿Qué criatura racional pueda ser la misma antes y después de Antígona?
Con un prólogo insustituible pues superando lo esperable, ubica al espectador no sólo en tiempo y lugar sino en cuestiones sociológicas, políticas, genealógicas y religiosas de la Grecia, más concretamente de la Atenas del S. V a. C, ya que se refieren entre otras, cuestiones como la importancia de enterrar a los muertos, la realización de los ritos funerarios, el rol de la mujer, el Hades, la genealogía de Layo.
Desde el primer episodio se veda toda posibilidad de ausentismo pues al empezar la acción, la obra es revivida, reencarnándosenos la historia.
No podía la autora soslayar la oda al hombre, jamás inigualada en la historia de la literatura clásica. De los sabios episodios amamos el amor de estos hermanos y nos reconocemos en algún personaje.
Debemos destacar, pues son quienes nos permiten distanciarnos para pensar a Tiresias y al Coro. Sin embargo, esto puede a alguno molestar. Percibimos sin fisuras el bien supremo que aspira lograr nuestra heroína, desgarrada al asumir la responsabilidad por la decisión tomada y también el bien supremo del tirano quien no concibe más que la obligatoriedad y sumisión a sus leyes, tan ciego como Tiresias.
La hybris condujo a Creonte a errar, desconociendo las leyes divinas, y realizándose lo trágico se sumerge en la desdicha, desdicha que devastó a Antígona, Hemón su prometido y Eurídice la madre de éste.
Como señalamos al inicio ambicioso objetivo, arduo trabajo, el que creemos ha sido totalmente alcanzado.
María D. S. Trofelli
Arduo trabajo enfrenta quien se propone reescribir, representar, recrear la Antígona de Sófocles.
Ambicioso objetivo el de lograr comprometer al espectador trágico del año 2006 llevándolo a lograr su Katharsis, como al del año 400 a. C.
La Antígona de todos los muertos basada en Antígona de Sófocles se compromete con espíritu trágico, envolviendo al espectador desde el inicio hasta el fin?. Es que encontramos ciertamente el comienzo y no podemos aseverar cuando termina si es que lo hace. Una obra así nos acompaña, es una presencia que nos tranquiliza o atormenta por el resto de los días. Lo destacable es que nos invita a la reflexión ¿Qué criatura racional pueda ser la misma antes y después de Antígona?
Con un prólogo insustituible pues superando lo esperable, ubica al espectador no sólo en tiempo y lugar sino en cuestiones sociológicas, políticas, genealógicas y religiosas de la Grecia, más concretamente de la Atenas del S. V a. C, ya que se refieren entre otras, cuestiones como la importancia de enterrar a los muertos, la realización de los ritos funerarios, el rol de la mujer, el Hades, la genealogía de Layo.
Desde el primer episodio se veda toda posibilidad de ausentismo pues al empezar la acción, la obra es revivida, reencarnándosenos la historia.
No podía la autora soslayar la oda al hombre, jamás inigualada en la historia de la literatura clásica. De los sabios episodios amamos el amor de estos hermanos y nos reconocemos en algún personaje.
Debemos destacar, pues son quienes nos permiten distanciarnos para pensar a Tiresias y al Coro. Sin embargo, esto puede a alguno molestar. Percibimos sin fisuras el bien supremo que aspira lograr nuestra heroína, desgarrada al asumir la responsabilidad por la decisión tomada y también el bien supremo del tirano quien no concibe más que la obligatoriedad y sumisión a sus leyes, tan ciego como Tiresias.
La hybris condujo a Creonte a errar, desconociendo las leyes divinas, y realizándose lo trágico se sumerge en la desdicha, desdicha que devastó a Antígona, Hemón su prometido y Eurídice la madre de éste.
Como señalamos al inicio ambicioso objetivo, arduo trabajo, el que creemos ha sido totalmente alcanzado.
María D. S. Trofelli
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